Te enseño a hacer una hamaca...
En San Jacinto se crece devanando madejas, mientras del otro lado del patio, bajo un quiosco de palma, la abuela sube y baja hilos en un telar. Ese es su rincón de trabajo, escuchando el cacarear de las gallinas y topándose de vez en cuando con el gajo de “guineíto” manzano que siempre, por alguna razón, cuelga en toda la mitad.
La abuela pone la olla del café y manda a su nieto a comprar bolillos de sal, para que descanse de tanto devanar.
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